Si echamos la vista atrás unos cincuenta años, vemos que los colegios han evolucionado de una forma espectacular. Tanto que poco o nada tenían que ver con el aula o la clase de hoy en día. ¿Esto también significa que ha cambiado la educación?
Quienes mejor te pueden enseñar todos estos cambios, a los que preferimos denominar evolución educativa, son nuestros abuelos. Si les preguntas a ellos cómo eran sus colegios, seguro que te hablarán de sillas de madera, de que escribían con pizarrines y no con bolígrafos, de que solo tenían un libro en blanco y negro para todo el año… Los profesores, probablemente, eran más estrictos en la enseñanza. La clase de nuestros abuelos no tenía ordenadores, el aula con laboratorio tampoco existía y había un sinfín de cambios más.
A día de hoy, es evidente que el colegio ya no es lo que era. Las nuevas tecnologías han ido llenando las aulas de ordenadores, televisores, proyectores, tablets, etc. La educación se ha hecho más electrónica. Aún así, al ser la educación más específica, los niños van más cargados de libros. Uno específico para cada materia. Las clases son como laboratorios llenos de tecnología con el fin de adaptar la educación de los más pequeños al futuro.
¿Qué ocurre a la hora de jugar? Pues el proceso ha sido el mismo. Mientras nuestros abuelos jugaban con peonzas, coches de cartón y pelotas hechas con montones de tela, los niños de hoy se dejan llevar más por los juegos electrónicos con los que desde bien pequeños ya tienen contacto.
Lo que está claro es que la educación seguirá evolucionado al ritmo de los cambios sociales y políticos, así como de las exigencias de una sociedad cada vez más compleja. Por ello, muchos nos preguntamos qué seremos capaces de ver a nivel tecnológico y educacional dentro de otros cincuenta años.